La depresión infantil es una realidad que crece silenciosamente y afecta profundamente el bienestar emocional, académico y social de los menores. Aunque muchas veces se ignora o se malinterpreta como «mal comportamiento» o «etapas normales», los datos muestran que es urgente prestar atención y actuar desde casa, con empatía y prevención.
Prevalencia global de la depresión infantil
Un meta-análisis reciente que analizó datos desde 1989 hasta 2022, con más de 480,000 participantes, reveló que 1 de cada 5 niños y adolescentes experimenta síntomas depresivos de leves a severos, y alrededor del 3.7 % cumple criterios para depresión mayor.
Durante la pandemia por COVID-19, el panorama se agravó: 1 de cada 4 jóvenes manifestó síntomas clínicamente elevados de depresión, y 1 de cada 5 presentó ansiedad.
Contexto actual en México
- En la Ciudad de México, el 4.8 % de los adolescentes presentó depresión mayor en el último año.
- Los trastornos del estado de ánimo en general llegaron al 7.8 %.
- Según el INEGI, más del 6 % de niñas, niños y adolescentes ha tenido un trastorno depresivo en los últimos seis meses.
- Hasta el 15 % ha mostrado síntomas compatibles con depresión mayor.
- La infraestructura es limitada: existen menos de 600 psiquiatras infantiles en el país.
¿Por qué importa atender la depresión infantil?
- Impacto escolar: baja concentración, rendimiento académico deficiente.
- Autoestima dañada: sentimiento de inutilidad o culpa persistente.
- Conductas de riesgo: autolesiones, aislamiento, pensamientos suicidas.
- Riesgo a futuro: la depresión en la infancia tiende a repetirse o volverse crónica en la adultez, y puede derivar en otros trastornos mentales.
¿Qué pueden hacer madres, padres y cuidadores?
1. Observar señales de alerta
- Cambios de humor constantes
- Tristeza prolongada
- Irritabilidad excesiva
- Aislamiento social
- Bajo rendimiento escolar
- Alteraciones en el sueño o apetito
2. Fomentar una comunicación abierta y sin juicio
- Escucha activa
- Valida sus emociones
- Crea un ambiente de confianza
3. Buscar ayuda profesional
- Acudir a psicólogos o psiquiatras infantiles si los síntomas persisten o empeoran
- No esperar a que “se le pase solo”
4. Practicar el autocuidado familiar
- El bienestar emocional de madres y padres influye directamente en el estado emocional de sus hijos
- Participar como familia en actividades que fortalezcan el vínculo y el equilibrio emocional
Detectar a tiempo la depresión infantil puede cambiar vidas. Acompañar desde la comprensión, el amor y el apoyo profesional puede marcar la diferencia. No estás sola ni solo: cada paso que das por el bienestar de tus hijos cuenta. Recuerda lo más importante: disfruta a tus hijos, con presencia y amor consciente.
Preguntas frecuentes sobre la depresión infantil (FAQ)
Los primeros signos suelen ser tristeza persistente, irritabilidad, cambios en el apetito, insomnio, pérdida de interés en actividades, dificultad para concentrarse y aislamiento social.
El diagnóstico debe hacerlo un profesional de la salud mental mediante entrevistas clínicas, evaluaciones psicológicas y observación del comportamiento a lo largo del tiempo.
Sí, con tratamiento adecuado que puede incluir psicoterapia, apoyo familiar y, en algunos casos, medicación, la depresión infantil puede remitir completamente.
No siempre. En niñas puede predominar la tristeza y el llanto; en niños, a veces se manifiesta como irritabilidad o comportamiento desafiante.
Aunque menos frecuente que en adolescentes, se estima que entre el 2 % y 3 % de los niños menores de 12 años puede presentar un episodio depresivo mayor.