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Flujo vaginal o leucorrea fisiológica

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Desde el nacimiento hasta la etapa adulta, la mujer irá experimentando una serie de cambios en su flujo vaginal que son producto de la maduración de su aparato reproductivo y los cambios en los niveles hormonales de su organismo.

En los bebés, el área vaginal está estimulada por hormonas femeninas como el estrógeno, lo cual hace que sea gruesa y esté protegida por bacterias como el lactobacilo.

Luego, a medida que se crece, la vagina pierde la influencia de las hormonas del embarazo, lo que provoca que la cubierta se adelgace y la flora vaginal se modifique. Ya en la etapa de la pubertad, las paredes vaginales vuelven a engrosar producto de la influencia hormonal y las bacterias protectoras (lactobacilos) reaparecen en el organismo.

En la edad en la cual las niñas presentan la menarca ( la primera menstruación), aparece el flujo vaginal o leucorrea fisiológica. Es producto de la secreción de las células que recubren el conducto cervical (cuello uterino).

Por momentos, se presenta como mucosidad transparente y filante (propiedad de formar hilos), en otros, de color blanquecina. Su cantidad, su transparencia y su fluidez (facilidad con que se estira) aumentan en la ovulación. Por lo tanto, su presencia contribuye al diagnóstico de ovulación.

Esto ocurre porque la cantidad de estrógeno que circula en el organismo varía en todo el ciclo menstrual, lo que influye directamente en la cantidad de flujo y consistencia del mismo.

El flujo vaginal es muy importante, ya que mantiene la vagina limpia y humectada, así como también tiene la función de prevenir infecciones.

El flujo normal no pica, no arde, es blanco o transparente en el papel higiénico, amarillo si se deja secar en el calzón , no tiene olor a pescado.

Es el momento de explicar cómo higienizarse:

  • Lavarse, diariamente, con agua y jabón neutro durante el baño.
  • Enjuagarse y luego secarse con toalla limpia y seca.
  • Realizar el secado de adelante hacia atrás.
  • No usar desodorante en aerosol.
  • No abusar del bidet; de utilizarlo, secarse luego con una toalla propia y limpia.
  • Preferentemente, no usar toallitas diarias ni ropa ajustada.
  • La ropa interior debería ser de algodón; cambiarla varias veces al día si el flujo la moja.
  • Durante la menstruación, se debe mantener la higiene. No realizar duchas vaginales.
  • Pueden usarse toallas higiénicas o tampones de pequeño tamaño. Cambiar las toallitas tres a cuatro veces por día. De usar tampones, cambiarlos antes de orinar y/o defecar; preferentemente, no dejarlos más de cuatro a seis horas. No usarlos de noche.
  • Evitar aguantarse las ganas de ir al baño
  • Al orinar hay que procurar hacerlo con las rodillas separadas para evitar que la orina entre al área vaginal

Es muy importante enseñarle a las niñas a observar los cambios diarios que presenta su cuerpo, a saber identificar lo que es normal y lo que no es normal, así se puede hacer diagnósticos oportunos de problemas de salud.

¿Cuándo consultar con el médico?

Es importante estar atenta al flujo vaginal de su hija durante la infancia. De hecho, la aparición del mismo antes de la pubertad puede ser un indicador de que existe una infección vaginal. Si este es el caso, consulte con su médico.

Asimismo, después de que la paciente haya entrado en la adolescencia y comience a presentar ciclos menstruales, es importante explicar que cualquier cambio brusco en el flujo vaginal como olor (desagradable), cantidad, color (amarillo o verdoso) pueden ser síntomas de infección por hongos.

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