A muchos padres de familia les preocupa que el timerosal que es un conservador que contiene mercurio y se encuentra en la vacuna contra la gripe, cause autismo.
Una serie de estudios biológicos y epidemiológicos han demostrado que esta preocupación no tiene fundamento.
El mercurio es un elemento natural que se encuentra en la tierra, agua y aire, la combustión del carbón, las erupciones volcánicas y el desgaste de las rocas causan la liberación de mercurio al medio ambiente.
El timerosal es un conservador que se usa aún en algunas vacunas y contiene una forma de mercurio distinta, llamada etilmercurio.
Los estudios comprueban que el cuerpo humano metaboliza diferente el etilmercurio que el metilmercurio. El etilmercurio se descompone y excreta mucho más rápido, por lo cual tiene mucha menos probabilidad de acumularse en el cuerpo y causar daño que el metilmercurio (que está en el medio ambiente).
- Varios estudios a gran escala han comparado el riesgo de autismo en niños que recibieron vacunas que contenían timerosal, con el riesgo de los que recibieron vacunas sin timerosal. Los estudios fueron coherentes, claros y reproducibles: la incidencia de autismo fue la misma en ambos grupos. De hecho, Dinamarca desde 1991 dejó de usar timerosal en sus vacunas como conservador y tuvo un incremento del autismo que comenzó varios años después.
- El metilmercurio se encuentra en bajas dosis en el agua, la leche de fórmula para bebés y en la leche materna. Aunque es claro que en grandes cantidades es tóxico para el sistema nervioso, no hay evidencia de que pequeñas cantidades lo sean. Un bebe que es alimentado exclusivamente con leche materna ingerir más del doble de la cantidad de mercurio que hubo en algún momento en las vacunas, y 15 veces más la cantidad del mercurio que se encuentra en la vacuna contra la influenza.
- Ya se sabe que el autismo, así como la fibrosis quística y la anemia drepanocítica, tienen una base genética. Los investigadores descubrieron que cuando un gemelo idéntico tiene autismo, la probabilidad de que el otro la tenga es del 90%, para los gemelos no idénticos (cuates) es menor al 10%.
- Aunque es claro que el autismo tiene una base genética los factores del medio ambiente también pueden causar la enfermedad. Por ejemplo, los hijos de madres que durante el embarazo tomaron una medicina que se llama talidomida presentaron malformaciones al nacer y una mayor incidencia en autismo, pero solo los niños cuyas madres tomaron talidomida en los primeros meses de embarazo, cuando lo tomaron en el segundo y tercer trimestre del embarazo, los bebés no tuvieron mayor riesgo de autismo.
- La experiencia con la talidomida demostró que hay un periodo de vulnerabilidad al inicio del embarazo en el que es posible que un medicamento pudiera causar autismo. Se observaron similitudes entre la historia de la talidomida y la de los bebés infectados por el virus de la rubéola.
- Los bebés que nacen de madres que tuvieron rubéola al inicio del embarazo presentan defectos al nacimiento que pueden afectar ojos, oídos, cerebro y corazón. Estos bebés tienen mayor riesgo de presentar autismo; pero como en el caso de la talidomida, sólo si él bebe es expuesto a la rubéola al inicio del embarazo. Los bebés no desarrollan autismo si se infectaron con el virus de la rubéola poco después del nacimiento. Analizando en conjunto, estos hallazgos sugieren que un virus o un medicamento pueden causar autismo y que hay un periodo de vulnerabilidad durante la primera etapa del embarazo. Sin embargo, durante el segundo y tercer trimestre del embarazo o después del nacimiento del bebe la ventana en la cual los factores del medio ambiente causan autismo aparentemente se ha cerrado.
- Incluso mujeres en EUA recibieron mercurio durante el embarazo al recibir un tratamiento que como conservador contenía timerosal, encontraron que estos bebés no tuvieron mayor riesgo de autismo que los que sus madres no recibieron este medicamento
- Aunque la talidomida y el virus de la rubéola pueden causar autismo en el embarazo, la evidencia científica indica claramente que el mercurio no lo causa.
FUENTE: Vaccine education center, the Children’s Hospital of Philadelphia