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Trastornos de la alimentación en la infancia: una guía para padres

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¿Qué son los trastornos de la alimentación en la infancia?

Los trastornos de la alimentación en la infancia no se reducen solamente a “no querer comer” o a ser un poco quisquilloso con la comida. Se trata de alteraciones persistentes en los patrones de alimentación del niño que afectan su crecimiento, salud física y bienestar emocional.

Aunque algunos niños tienen etapas de menor apetito o rechazo de ciertos alimentos, cuando estos comportamientos se prolongan o se agravan, pueden indicar un problema clínico que requiere atención.
Este tipo de trastornos también pueden clasificarse como trastornos de la ingestión o de la conducta alimentaria, y se presentan con mayor frecuencia de lo que se cree en la infancia y la adolescencia.

Diferencia entre malos hábitos alimentarios y un trastorno alimentario infantil

Es normal que los niños pasen por fases de “no me gusta esto” o “hoy no tengo hambre” o que tengan alimentos preferidos frente a otros que rechazan. Sin embargo, conviene estar atentos cuando aparecen estos signos:

Cuándo es solo una fase de alimentación caprichosa

  • El niño come en general lo suficiente para su edad y crecimiento.
  • Las preferencias alimentarias cambian con el tiempo.
  • No hay una preocupación excesiva con el peso o la imagen corporal.
  • No se producen conductas de restricción severa, atracones o purgas.

Cuándo puede tratarse de un trastorno de la alimentación

  • El rechazo a la comida es persistente, severo, afecta el crecimiento o provoca mala nutrición.
  • Hay miedo intenso a engordar, preocupación excesiva por la figura o imagen corporal.
  • Se observan conductas como atracones, vómitos autoinducidos, uso de laxantes o ejercicio excesivo.
  • La relación con la comida se convierte en fuente de angustia, culpa o evitación social.

Señales de alerta que no puedes ignorar

  • Pérdida de peso o falta de aumento de peso adecuado para la edad del niño.
  • Obsesión o preocupación constante por la imagen corporal, incluso en niños pequeños.
  • Rechazo a comer en compañía, aislamiento en la hora de la comida o evitar compartir alimentos.
  • Conductas de restricción alimentaria (evitar grupos completos de alimentos, cantidades muy pequeñas) o episodios de atracón.
  • Cambios emocionales relacionados con la comida: ansiedad antes de comer, culpa tras comer, irritabilidad, tristeza.
  • Dificultades en el crecimiento, falta de desarrollo físico, signos de deficiencia nutricional.

Prevención y acompañamiento: el papel de los padres y cuidadores

  • Fomenta una relación saludable con la comida desde edades tempranas: hablar de alimentos como combustible y cuidado, no como castigo o premio.
  • Evita etiquetas negativas como “niño gordo” o “niña flaquita” o comentarios sobre la figura corporal que puedan generar autoestima baja.
  • Establece hábitos alimentarios familiares, comidas regulares, variedad de alimentos, y convierte la hora de la comida en un momento agradable sin exigencias excesivas.
  • Promueve la participación del niño en la selección, preparación o emplatado de alimentos: esto favorece autonomía y curiosidad.
  • Observa con atención si aparecen señales de alerta (como las descritas más arriba) y actúa tempranamente buscando apoyo profesional (nutricionista, pediatra, psicólogo).
  • Favorece la comunicación emocional: hablar sobre sentimientos que rodean la comida, el cuerpo, la imagen y qué piensa el niño acerca de ello.

¿Cuándo y cómo buscar ayuda profesional?

Si detectas que el niño presenta varias señales de alerta (por ejemplo, pérdida de peso significativa, evitación persistente de alimentos, preocupación obsesiva por su cuerpo), es momento de acudir a especialistas.

El equipo ideal incluirá:

  • Pediatra para evaluar crecimiento y estado nutricional.
  • Nutricionista o dietista pediátrico para valorar hábitos alimenticios y diseñar un plan de alimentación adecuado.
  • Psicólogo o psiquiatra infantil si hay conductas de atracones, vómitos autoinducidos, distorsión de imagen corporal o trastornos de ansiedad.

Preguntas frecuentes (FAQ)

¿A qué edad pueden aparecer los trastornos de la alimentación infantiles?

Pueden comenzar en la infancia temprana o en la adolescencia, aunque muchos casos se detectan cuando ya hay conductas prolongadas.

¿Todos los niños que comen poco tienen un trastorno alimentario?

No. Es normal que los niños tengan etapas de menor apetito o rechazo de ciertos alimentos. Lo que distingue un trastorno es la persistencia, el impacto en la salud o el crecimiento, y la presencia de conductas extremas.

¿Cómo dialogo con mi hijo sobre su cuerpo y alimentación sin generar ansiedad?

Usa un lenguaje positivo sobre la nutrición (“alimentamos nuestro cuerpo para crecer y jugar”) en lugar de centrarte en “peso” o “talla”. Evita comparaciones y fomenta autorrespeto y variedad de alimentos en familia.

¿Puedo prevenir los trastornos de alimentación desde casa?

Sí. Promover comidas familiares regulares, diversidad de alimentos, evitar dietas estrictas en niños y favorecer la expresión emocional y corporal ayuda significativamente.

¿Qué señales me indican que debo buscar ayuda profesional?

Pérdida de peso o falta de crecimiento, atracones o vómitos autoinducidos, preocupación obsesiva por la figura, aislamiento en la comida, resistencia persistente a comer, deficiencia nutricional.

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